Nadie puede llegar al cien por ciento de nada. Tampoco debe tratar de lograrlo. Para enseñar a alguien cómo enfrentar los obtáculos de la vida, no hay nada mejor que enseñarle a no pedir nada a los demás excepto respeto mutuo y bondad. La compresión de este concepto permite la objetividad y la compasión.

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