Hubo una noche, de la que guardo cada momento. Una noche que pasó en cámara lenta, y el sol salió a la misma hora que todos los días, pero para mí, tardo más que nunca. Existe una noche, a la que le quise detener las horas, abrazar cada segundo,

 tirar mi reloj, que nunca acabara. Una noche la cual la repetiría incansablemente, aunque nunca seria igual. De esa noche paso un año, 365 días, 12 meses, 8.760 horas, 31.536.000 segundos. Y con todo ese tiempo que paso, aun así no me canso de pensarte. No me canso de verte. No me canso de amarte. No me canso de besarte. De abrazarte. De verte sonreír. De decirte que te amo con mi alma entera.

Tenés el poder mágico de tenerme en tus brazos y hacerme crear un mundo para nosotros, nuestro mundo. Un mundo en el que las calles están todo el año lleno de árboles verdes, en las que las universidades enseñar lo que la felicidad, en el que café siempre es dulce, en el que el sol nos salude todos los días de nuestra vida.
Te conocí. Me enamore de cada sonrisa. De cada tontería. De tus chistes, de tus gracias. De la forma en la que te peinas. De las caras que pones. De tus miradas. De tu forma de caminar. De tu forma de vestir. De tus gestos. De tus manías. De la forma en que cantas. De cómo bailas. De tus detalles. De cada lunar que tenés en tu cuerpo. De la manera tan particular que tenés de quererme. De saber que te quiero a vos y  nadie mas. Me acuerdo el primer beso, la primera salida juntos, la primera vez que me agarraste la mano, la primera vez que me dijiste te quiero. Me mostraste la vida en una sonrisa.

26 de Agosto del 2012
Sabri González

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